domingo, 23 de mayo de 2010

¿Son fiables las medidas de temperatura?

Es casi seguro (aunque no del todo) que la temperatura global de la baja atmósfera se ha calentado un poco durante los últimos cien años. Más o menos 1 ºC (en realidad, el informe del IPCC nos dice que, desde 1906 a 2005 la temperatura global media ha aumentado de 0,56 a 0,92 ºC, lo que nos da una idea de la precisión de esta medida).

La temperatura media del aire, durante todo el ciclo anual, medida a dos metros sobre la superficie de los continentes, sólo es de unos 8,5 º C. Si tenemos en cuenta también el aire que se encuentra sobre los mares y los océanos, la temperatura media del aire es entonces de 14 º C aproximadamente. La pregunta que podemos hacernos es la siguiente: ¿son fiables estas medidas de temperatura? Probablemente no del todo.


Cómo se calcula la temperatura global media

Para calcularla se utilizan registros de unos 14.000 observatorios que se han ido instalando desde el siglo XIX sobre la superficie de la tierra, pero hasta mediados del siglo XX la red de estaciones no era muy importante, con un débil número de observatorios muy mal repartidos geográficamente. Sólo los datos de unas 1000 estaciones abarcan todo el siglo XX, y se localizan casi todas en los territorios de Europa y Estados Unidos. Puede haber, pues, errores de cálculo cuando se extrapolan estos datos al conjunto de la superficie terrestre.

Se divide toda la superficie terrestre en celdas de 5 º de longitud por 5 º de latitud (la superficie de la península ibérica queda pues cubierta por menos de 3 celdas) y se calcula el valor medio de todas las estaciones que se encuentran en interior de cada celda. La temperatura global se determina después haciendo la media de todas las celdas.

Puede haber también posibles errores debidos al cambio de los termómetros de un observatorio, al cambio de su ubicación o de las técnicas de medida de la temperatura. Por ejemplo, se ha visto que el crecimiento de arbustos cerca de algunos centros de medida ha ido causando poco a poco un refugio del viento y una modificación térmica en el lugar de la instalación del termómetro. La tendencia de las medidas de un observatorio que se encuentre en este caso no es muy fiable.

Menos fiabilidad tienen las medidas de temperatura realizadas desde barcos en mares y océanos, tanto del aire como del agua, debido a la falta de continuidad de las medidas, la cobertura poco numerosa o la diferencia de las técnicas de medida utilizadas por los diferentes barcos.


La influencia de la urbanización en la medida de las temperaturas

Otro factor de incertidumbre del cálculo de las medias globales y de la tendencia de las temperaturas es que muchas estaciones meteorológicas se encuentran en zonas urbanas, que se ven afectadas por el efecto "isla de calor" típico de las ciudades, y que tienen una temperatura media superior a la de su entorno rural. Además, muchas estaciones meteorológicas se edificaron en zonas rurales y ahora se encuentran en zonas urbanas, lo que hace que la tendencia de las temperaturas medidas por estas estaciones sea poco fiable.

Se han estudiado diversas maneras para corregir el efecto de la urbanización sobre las tendencias de las temperaturas medidas, pero no es nada sencillo determinar el calentamiento causado por la urbanización y el saber determinar un índice de corrección adecuado.

Es por ello que, además del método clásico de medición de las temperaturas de superficie con termómetros, hay otros métodos, más o menos precisos, que se utilizan para determinar las tendencias de las temperaturas.


Medidas desde los satélites

Desde 1978, la NOAA mide la temperatura de la atmósfera mediante satélites. Las medidas se basan en la captación de las microondas de 60 gigahercios de frecuencia que emite el oxígeno atmosférico, y cuya intensidad depende de la temperatura del aire. En realidad, no miden lo mismo que los termómetros de la superficie, ya que estos miden la temperatura del aire a dos metros de la superficie, mientras que los satélites miden la temperatura media de las diferentes capas de la atmósfera.

El sistema de medición a base de satélites tiene la ventaja de comprender la globalidad de la superficie terrestre, incluyendo los océanos, y no sólo las regiones donde hay observatorios meteorológicos. La resolución de las celdas es también mucho mejor que la de los termómetros de superficie, ya que cada celda es veinte veces más pequeña. Los inconvenientes son que la serie de medidas sólo comprende algo menos de treinta años, y que las modificaciones de la órbita de los satélites pueden dar resultados que no son del todo fiables.

Los satélites no miden la temperatura como tal. Miden radiancias en diferentes longitudes de onda, que se usan para obtener inferencias indirectas de la temperatura. Los perfiles de temperatura resultante dependen de los detalles de los métodos que se utilizan para obtener las temperaturas de las radiancias medidas. Como consecuencia, los diferentes grupos que han analizado los datos de satélite para calcular la temperatura global han obtenido valores un poco diferentes. Entre estos grupos están Teledetección Sistemas (RSS) y la Universidad de Alabama en Huntsville (UAH), cuyos valores están en la figura, comparados con los de las medidas de superficie.


En cuanto a los resultados obtenidos con los satélites, se corresponden relativamente bien con las de los termómetros de superficie. Pero después de diferentes correcciones, la gráfica obtenida con los satélites, la tendencia al calentamiento desde el año 1978 es algo más pequeña que la registrada por los termómetros de superficie en el caso de la UAH, y prácticamente iguales en el caso de RSS. A notar una diferencia importante durante el Niño de 1998.


Conclusiones

- Parece verdad que se está produciendo un aumento de las temperaturas globales.

- Las imprecisiones de la medida de este calentamiento son muy importantes, ya que van de uno a dos.

- Con estas imprecisiones sobre lo que está pasando actualmente, se me hace difícil tener una fe ciega en lo que los programas de cálculo nos dicen que pasará dentro de cincuenta o cien años.

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